Manías, pánicos y cracs: historia de las crisis financieras

"Alegoría de la Tulipomanía" (1640) / Jan Brueghel II

La diversa producción de libros sobre las crisis financieras nos ha dejado auténticas joyas literarias.  Entre ellas, cabe destacar un clásico esencial: Manías, pánicos y cracs, una de las obras cumbres de Charles P. Kindleberger. En 1978, salía a la luz la primera edición de la obra, a la cual le seguirían otras que, del mismo modo, irían recogiendo las nuevas burbujas y crisis que se iban sucediendo a lo largo del tiempo. El profesor Robert Z. Aliber sería el encargado de poner el broche de oro a la afamada obra en su sexta edición, con su extraordinario trabajo sobre los acontecimientos posteriores a la caída de Lehman Brothers.

Es importante resaltar que se trata de una lectura compleja, cargada de matices profundamente económicos. No obstante, la estructura del mismo facilita muchísimo su comprensión, presentando un hilo argumental que permite al lector tener una visión de la obra cada vez más completa conforme avanzan los capítulos. A continuación, mostraremos algunos de los aspectos más interesantes tratados en el libro.

Una de las cuestiones principales que se plantean en el libro es por qué surgen las crisis financieras. Si bien en la historia se han sucedido numerosas oleadas de burbujas financieras, Kindleberger, en sus primeras páginas, destaca especialmente diez de ellas: la burbuja holandesa de los bulbos de tulipán (1636), la Compañía de los Mares del Sur (1720), la Compañía del Mississippi (1720), la burbuja especulativa en activos y acciones (1927-1929), la crisis de deuda en México y otras naciones en desarrollo (década de 1970),  la burbuja inmobiliaria y de acciones de Japón (1985-1989), la especulación desmedida en bienes inmuebles y en acciones de los países nórdicos como Finlandia, Noruega y Suecia (1985-1989), la burbuja inmobiliaria y de acciones asiáticas de Tailandia, Malasia, Indonesia y otras regiones del sudeste asiático (1992-1997) y el espectacular incremento de la inversión extranjera en México (1990-1999), la burbuja sin precedentes sobre todo tipo de acciones y activos financieros estadounidenses (1995-2000) y la burbuja en el sector inmobiliario en los EE.UU., Gran Bretaña, España, Irlanda e Islandia (2002-2007) y la posterior deuda del gobierno de Grecia.

The South Sea Bubble 
La tesis principal del libro es la relación existente entre la fase de manías y pánicos con las variaciones en la oferta de crédito: en etapas de auge económico se produce un rápido incremento de la oferta de crédito y cuando la economía desacelera, sucede el fenómeno contrario.

El propio título de la obra hace alusión al proceso por el cual se desencadena una burbuja financiera: las manías (término asociado a la irracionalidad o psicología de masas) derivan en pánicos y estos conducen al crac.

Así, podemos observar que la mayoría de las crisis financieras comparten un patrón muy similar: un impacto provoca el florecimiento de la economía, dando lugar al optimismo y la euforia. Tras esto, se asiste a un rápido aumento del precio de los activos hasta que pasado un tiempo, se produce una pausa en el ritmo de dicho incremento y algunos perspicaces inversores, deciden vender parte de sus activos. La disminución paulatina de los precios genera preocupación entre los inversores y en este contexto, es posible la aparición del pánico seguido del crac.

Para profundizar aún más en el tema e intentar dar explicación a los factores que favorecen su generación, Kindleberger expone un modelo de crisis financiera general basándose para ello en el modelo del economista estadounidense Hyman Minsky. La teoría de este autor poskeynesiano se centraba en los cambios pro-cíclicos de la oferta de crédito, esto es, que en épocas de florecimiento económico, la euforia y el optimismo se contagiaban entre los inversores, quienes se mostraban a su vez más propensos a pedir préstamos. Con ello incidía también en la fragilidad del sistema crediticio, acercándose a la postura de otros autores clásicos como Alfred Marshall o Irving Fisher.

Asimismo, Kindleberger y Minsky mostraban una postura similar ante la forma de abordar una crisis financiera. Ambos apoyaban la figura del prestamista de último recurso. Esta figura sería la encargada de evitar, como textualmente se cita en el libro, que "una escasez de liquidez interna derive en un problema de solvencia y quiebra que no se habría producido en ausencia de miedo bursátil". Son muchos los detractores de esta figura, quienes basan sus argumentos en el riesgo moral, es decir, en el hecho de que si los inversores supieran de antemano que pueden disponer de ayuda financiera por parte de estos prestamistas de última instancia, serían menos cautelosos al comprar de bienes y valores. El debate acerca de la necesidad o no de esta figura ha sido una constante en la historia. Con la caída de Lehman Brothers y las consecuencias que se derivaron de la misma, se reabrió la polémica. ¿Hubiese aminorado un prestamista de último recurso los efectos de la quiebra de Lehman? ¿Se hubiese podido evitar la crisis financiera de 2008?

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Todas estas cuestiones y muchas otras relativas a la crisis financieras, tales como su generación, su funcionamiento, su propagación a otros países o su relación con otras acontecidas con anterioridad, encuentran su respuesta en este libro. En definitiva, se trata de una pieza fundamental para conocer nuestra historia financiera y reconducir las actuaciones económicas actuales para romper con la dinámica del pasado.


«Cualquier lector de este libro tendrá la idea clara de que las grandes cantidades de capital líquido chapoteando por todo el mundo deberían plantear la posibilidad de que se desborde el recipiente.»

- ROBERT M. SOLOW, Premio Nobel de Economía

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